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Comenzamos Palabra y Obra en el 2006, con el sueño de que la Palabra de Dios pudiera llegar a las familias, ayudándolas a vivir de una manera más plena y feliz, con una acción concreta a la vez.

Estábamos preocupados de ver que los niños hacían su Primera Comunión el sábado, y el domingo, es decir, al día siguiente, no regresaban a Misa. Por eso, nos decidimos a hacer algo.

Comenzamos con tres series de revistas impresas y gratuitas: una para niños, otra para jóvenes y otra para adultos. Logramos tener más de 27,000 suscriptores. Éstas las transformamos a formato digital y están disponibles en nuestra página. Con ellas pudimos ver cómo la gente recibía con mucha alegría la Palabra de Dios. En una comunidad de más de 1,000 familias, los niños hacían filas bien largas, para poder tener su revista. Incluso una persona nos llamó llorando, diciendo que se había encontrado una de nuestras revistas en un montecito de arena, toda mojada; que la recogió, la puso a secar y que ahora que la pudo empezar a leer, podía escuchar “la voz de Dios que le hablaba al corazón”, que el mensaje de la revista la había ayudado a superar la situación tan difícil por la que estaba pasando y que por eso, le daba gracias a Dios y quería que nosotros lo supiéramos. Otra señora nos llamó para saber cómo podía llegarle la revista, ya que la leyó en un salón de belleza y aunque quiso, no dejaron que se la llevara, porque esa revista le había servido a mucha gente. Lo mismo nos pasaba en las salas de espera de varios consultorios y hasta de los ¡talleres mecánicos!

De la revista, por encargo del padre Mercado, sacamos la hojita dominical, que es un resumen en una hoja carta, con la Oración Universal, para que los niños puedan unirse a ella y llevarse la hojita a su casa.

Luego nos encargaron hacer el teatrito dominical, que es la homilía de cada domingo, hecha con títeres y en un lenguaje directo para los niños pequeños. Habíamos visto como los niños se aburrían de escuchar que, sin importar el Evangelio, el mensaje siempre acababa diciendo lo mismo: “Niños, pórtense bien, obedezcan a sus papás, ayuden en la casa y hagan su tarea”. Cuando iniciamos, acudían a la homilía unos 15 niños. Poco a poco se fue llenando más y más la misa de niños, hasta que el padre prefirió que nos pasáramos a una capilla adjunta al Templo, para que los niños pudieran estar sentados más cómodamente. Hoy compartimos el guion del teatrito dominical en nuestra página web y ya son más de 1,200 parroquias las que lo reproducen en todo el mundo. Algunos papás, antes de la contingencia, acudían en pijama a la misa, porque sus hijos los despertaban y algunos hasta hacían el desayuno, con tal de que pudieran llegar a la misa de niños.

Posteriormente muchos catequistas nos solicitaron ir a sus comunidades a impartir charlas, retiros, talleres y a darles una formación más continua. Nuestro calendario pronto se llenó y nos fue imposible llegar a todos los lugares a donde nos invitaban. Por eso, iniciamos la Formación para los catequistas en línea, con el Curso de Formación para el Ministerio de Catequista.

La primera persona que se inscribió fue de ¡Argentina!

Así, nuestro sueño de que la Palabra de Dios pudiera llegar a las familias, ya era una realidad, no sólo en México, sino en otros países. En nuestra primera generación, tuvimos un poco más de 250 inscritos. Las sesiones las enviábamos por mail y las personas entraban en un Foro para compartir sus experiencias.

Este curso además, ya cuenta con el Imprimátur de la Arquidiócesis de México, que es una distinción que pocos laicos, es decir no sacerdotes o religiosos, tienen.

Siguiendo con la historia, en una de las Semanas Arquidiocesanas de Catequesis, nos dieron oportunidad de hablar 5 minutos, sobre cómo debería ser la Catequesis para los niños. Sí, sólo 5 minutos. De ahí, muchos catequistas nos pidieron un Curso de Verano… y acabando el curso, nos pidieron que diéramos un Taller para prepararlos como catequistas.

Como nuestra idea original era llegar a las familias, nuestro método de Catequesis no es sólo para los niños, sino involucra a toda la familia. Así surgió el Taller de Catequesis Infantil y Familiar.

Con estos dos cursos, el de Formación para Catequistas y el Taller de Catequesis, hemos llegado ya a todos los países de habla hispana, con excepción de Guinea Ecuatorial, en África. Y a algunos otros como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Italia y Arabia Saudita.

Por petición del P. Osiris, iniciamos el Diplomado de Acompañamiento Familiar, avalado por la Universidad Pontificia de México, en donde les damos a los catequistas, terapeutas y demás acompañantes de la familia, las herramientas humanas y psico-afectivas para que logren que los integrantes de las familias puedan desarrollar una personalidad íntegra y plena. En la primera generación se inscribieron un poquito más de 400 personas.

A partir de este vínculo con la Universidad Pontifica, ahora todos nuestros cursos están reconocidos por ella, como Diplomados. Y hemos podido agregar más: el Diplomado en Protección de los menores y el Diplomado en Catequesis Familiar para Preescolar.

Pues nos invitaron a dar la Catequesis a niños de preescolar en dos escuelas, con un éxito increíble. Pues hemos podido ver cómo los niños de 3 años, ¡pueden hacer oración contemplativa y entrar en el Misterio de Dios! Ha sido un regalo enorme.

Todos estos cursos, que ayudan a la formación espiritual y humana de las personas, han logrado en quienes perseveran, una verdadera transformación interior y familiar. Por este regalo tan grande, estamos muy agradecidos con Dios.

Además, hemos podido hacerlo gratuitamente durante todos estos años. Porque estamos decididos a amar, sin esperar nada a cambio.

Por eso, la revista infantil, el teatrito dominical, la hojita dominical, el guión y videos de la Hora Santa, las sesiones de catequesis familiar y de Iglesia doméstica están disponibles sin costo en nuestra página web.

Esta historia continúa y continúa llena de fruto!!

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